lunes, 3 de marzo de 2008
Recuerdos intuidos
Me he estado negando a ciertos placeres, por repetitivos. No me ha solido despertar la misma, ávida, respuesta, la idea de pan casero con mantequilla y buena miel, ni me ha levantado más que un poco el ánimo la compota o el budín marmolado que suelo apetecer de postre. Andaba con saudade de cosas que solía encontrar en la heladera de mi madre cuando no se dedicaba a cuidar a los otros y aún dirigía sus energías al placer y gusto de la buena mesa. Ojo que no estoy reclamando, su labor la puede haber alejado de los postres sabrosos y sencillos, pero su legado va ahora más allá.
Igual, (insisto), quería un postre de antaño, y me animé a prepararlo haciendo un poco de trampa. Me refiero a la torta o budín aflanada, con caramelo encima, que me encantaba hallar -y comer de a cucharadas- directamente del refrigerador.
Paso 1:
Precalentar el horno a moderado. Engrasar y enmantequillar un molde pyrex, batir 4 yemas de huevo con 4 cucharadas de azúcar y una gota de vainilla, añadirle de a poco 1 taza de harina cernida con 2 cucharillas de polvo de hornear y las 4 claras batidas a nieve, cuidando de intercalar bien para que la mezcla no se baje, y hornear hasta dorar.
Paso 2
Mientras dora, preparar en una cazuela dos paquetitos de Flan con un litro de leche, hasta que llegue a hervir. Sacar el queque del horno, hacer unas inciciones para que el flan penetre mejor y vertir el líquido caliente sobre la masa también caliente. La masa comenzará a flotar pero no es para preocuparse, para cuando cuaje habrá absorbido todo el flan circundante.
Paso 3
Dejar enfriar, añadir pasas encima si se desea y antes de meter a la nevera, vertir encima una capa de caramelo derretido hecha con una taza de azúcar.
Al día siguiente el caramelo habrá penetrado toda la corteza del budín y la torta estára lista para comer, se recomienda, a cucharadas directamente desde la heladera.
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