martes, 16 de octubre de 2007

las hojas de té, la sal y las lágrimas


Deviene breve, porque ya lo dijo Cortázar en "Instrucciones para llorar" el promedio de duración las lágrimas debe ser, a lo sumo, tres minutos.

Y es que más tiempo llorando deshidrata profusamente, dejando el cuerpo de una seco, deshecho, con los ojos humedecidos por el último rastro de sal y agua.

La sal, curiosamente, deshidrata y a la vez retiene líquidos, es responsable de que la levadura intime correctamente con la masa de pan y puede o no, dependiendo de su moderada administración, modificar o arruinar un plato. No hay modo de salvar a un plato salado -es como desalinizar agua de mar- ni hay quien me convenza de que un plato sin sal es algo menos que desabrido.

Necesaria como es, cuando se conjuga con el líquido que brota de las cuencas visuales, no hace más que bajar nuestro nivel de tensión, y de líquido.

Para salvar a una mujer que ha llorado, tengo una sola receta

Un litro de té cargado, 3 cucharadas de miel, unas cuantas gotas de limón y una barrita de canela. Hay que dejar infusionar el té junto con la canela, añadiendo la miel diluida con el limón, si una tiene alma de masoquista, puede verter tantas gotas de limón como lágrimas se han derramado, de por sí eso mejora el ánimo, o lo enardece si la causa de aquéllas no fue justa.

Se bebe despacio, de a tazas, reflexionando sobre la naturaleza de las lágrimas, y mejor aún, sobre su fuente. Después, el mundo está más claro, y la tristeza empaña menos.

3 comentarios:

La máscara de Hipocrates dijo...

Estás mal,querida Mar,la mejor receta -a mi parecer- es combatir la tristeza con unas buenas risas,o, por lo menos hacer sonreír al que llora. La deshidratación se puede cubrir con agua,té o lo que el corazón pida, que es al único que hay que escuchar en tamaños casos.

flacazul dijo...

y cómo deshidratan las lágrimas carajas!
en todo caso, la lluvia buena y generosa ayuda con la hidratación... por lo menos del alma.

Mar dijo...

hay cada lágrima no? besos a ambos

"barroco estáis"
"es que como bien..."
de las aventuras de Pepe Carvhalo