viernes, 23 de mayo de 2008

Comer amarillo



¿Por qué nos gusta comer comida amarilla? Hablar de comida amarilla es, principalmente, hablar de la cúrcuma (curcuma longa) o palillo, colorante natural que se extrae tras el hervido y secado de la raíz del mismo nombre.

En países del Asia Menor como la India, ésta podría ser una pregunta retórica, ya que su principal condimento, el curry, precisa de la cúrcuma como agente unificador y colorante. Así también, sin cúrcuma no habría mostaza tal y como la conocemos, ni, más importante aún, existiría la arvejada al sur de Bolivia.

El palillo, como se le conoce en América Latina, es ingrediente esencial para ciertos platos, que perderían su gracia sin él. No se puede decir lo mismo de todos los condimentos: una sopa de maní o una ranga sin palillo, son apenas comparables a una pizza sin orégano, o a una sopa sin pimienta. La materia blanca, sin perfume, difusa, que es la variante triste de la sopa de maní sin colorante, o la súbitamente viscosa ranga sin el mismo agente, ¿qué tienen que decir por sí mismas? Nada, esto es, no halagan ni a la vista ni al paladar, y son lo que una sopita de hospital a un noble plato valluno y sureño.

De la sopa de maní ya he podido decir algo en otro lado. De quien nunca he hablado, aunque sea plato original y querido de la tierra chapaca, es de la arvejada tarijeña, que, como su nombre lo dice, tiene como principal ingrediente las arvejas frescas.

¿Porqué comer amarillo? ¿Y porqué no? Aparte de las propiedades medicinales que le atribuye la medicina ayurvédica, el color, perfume y sabor resultantes valen la pena. Me explayo: constituyen una experiencia vital. Quien no ha intentado reemplazar el azafrán con palillo en una paella no puede imaginarse de lo que estoy hablando.


Aquí la receta:
1 tza. de arvejas –guisantes- frescas
1 cebolla rallada
1 tomate picado sin piel y sin semillas (opcional)
3 huevos
Palillo, en polvo, al gusto
½ tza. de queso chaqueño rallado
Papas fritas como para sopa de maní (delgadas y crocantes)
Sal y pimienta
Arroz blanco para compañar

Hervir aparte las arvejas con una pizca de sal, una vez cocidas enfriarlas rápidamente en agua fría para que conserven su color vibrante (no deben pasarse del punto de cocción).
Dorar la cebolla hasta que transparente, añadir el tomate, el queso y los huevos, revolviendo enérgicamente, cuando el revuelto espese, añadir el palillo. Al último combinar las arvejas y las papas fritas. Servir con arroz blanco, generosamente. Igual pedirán repetir.

2 comentarios:

ERIK LABASTIDA MEDELLIN dijo...

TENGO INFORMACION SOBRE LA CURCUMA Y MEDICAMENTOS QUE LA CONTIENEN.
http://myblogbienestarysalud.blogspot.com/

Mar dijo...

gracias erik! está interesante tu blog...

"barroco estáis"
"es que como bien..."
de las aventuras de Pepe Carvhalo