lunes, 8 de septiembre de 2008

Cocinar me trae recuerdos

Cocinar, sostienen los que saben, es un pretexto para rememorar el pasado. Sentados a la mesa, no hay placer más antiguo y contradictorio que el de hablar de los platos que se han comido, en lugar de alabar y pensar en aquello que nos vamos a comer en el instante del convivio.

El placer zen de comer una nuez fresca, recién sacada de su envoltura, (pensando en que nosotros somos quienes la han visto y saboreado por primera vez y que nadie la verá ni probará una vez la hayamos introducido en nuestra boca), nos es un placer ajeno.

Nuestra filosofía del apetito se deleita con las cosas que comimos, tanto así, que a veces las preparamos de nuevo, sólo para retro-traer las circunstancias en las que las preparamos por primera vez...

Como este gratín de papas con queso de cabra y ajo:

Ingredientes:
1 tza. de leche entera
1 tza. de crema fresca
1 tza. de queso de cabra desmigajado
1 diente de ajo finamente picado
1 1/2 cta. de sal
3/4 cta. de pimienta molida
1/8 cta/ nuez moscada molida
1 kilo de papas, peladas y cortadas en rodajas finas

Preparación:

En un bol combinar todos los ingredientes menos las papas, batir bien. En mantequillar generosamente una fuente de horno y disponer un tercio de las papas, sobrelapándolas y cubriendo bien la superficie. Verterles encima un tercio de la mezcla de leche y crema. Repetir el proceso dos veces más. Llevar al horno caliente, sin cubrir con nada, a fuego medio durante 1 hora y 1/2 o asta que la superficie esté dorada.

Esta receta la preparé por primera vez estrenando cocina en mi apartamento universitario, como inspiración le puse un par de hojas de albahaca a mitad de la cocción, quilquiña también le vendría bien. Le gana a las papas doradas con manteca que hacen en la argentina, y a cualquier pastel de papas que puedan tener bajo la manga. Es un plato simple, casi austero, no apto para gente que piensa en las calorías antes que en los sabores, o los recuerdos. Posee la virtud de que, comida por primera vez, ya nos está haciendo recuerdo a algo, impreciso y borroso, como un dejá vu (dejá gouté?) del paladar.

Nota: La foto no tiene desperdicio, aunque si se le van a poner cebollas, es aconsejable reducir la cantidad de queso de cabra y dorarlas un poquito antes, 1/2 tza. de rodajitas de cebolla blanca bastarán.

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"barroco estáis"
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de las aventuras de Pepe Carvhalo