Esta vez no tengo la receta, aunque rindo mi homenaje a esta empanada y a su creadora -oriunda, dicen, de Tucumán- por lo menos dos veces a la semana.
Ya mi compadre Ramón Rocha Monroy venía diciendo que hay tres divinos artes que se cultivan en nuestra tierra; las tres sendas de la empanada: la salteña, jugosa como ninguna; el pastel, de queso y dulce por igual, y la tucumana, frita y rellena.
Es de la tercera divinidad de la que quiero hablar hoy.
Empanada frita rellena de carne, papa, huevo duro, pollo o charque, que se come de pie, ya sea en el Prado o en la Arce (en la Paz, aunque están en todo el país), almuerzo solar si los hay.
Y de sus aderezos.
Salsa de maní:
Al mani tostado se le añade ají amarillo, se licúa y sofríe, añadiendo sal a gusto, esta salsa espesa es la misma para las papas a la huancaína.
Salsa de aceituna:
Aceitunas negras despepitadas, licuadas con un poco de agua y crema, sal y pimienta. Deliciosa.
Salsa de cilantro:
Manojo de cilantro fresco, aceite común y algo de agua, muy poco para que sea espesa, sal y pimienta.
Salsa de palta:
Palta licuada con agua, aunque se recomienda comerla fresca y en tajadas al lado de la tucumana.
Y las ensaladas:
De repollo, crudo o cocido, de pepino y tomate picados, de cebollita en escabeche...