viernes, 16 de noviembre de 2007
apenas un temblor
una ligera duda, tras una noche perfecta que se espacia y se enardece, aunque una esté huyendo del trabajo y se haya refugiado en su hogar a "por un segundito nada más".
Como la Lectora, de Italo Calvino, abro, parsimoniosa, la heladera: cinco tipos de mermelada, tres cosechas de dulce de natas en distintos grados de consistencia, no hay aceitunas negras (hace tanto!), pero sí dos variedades de queso de cabra.
Te mueves al living, con una selección casi azarosa de dulce de limones enteros en rodajas, idem formato de queso de cabra tipo Sainte-Maure Fermier, y oh felicidad, te topas con trufas negras con 70% de cacao (amas, entre paréntesis, a tu compañera de piso). Casi perfecto, te dices, y suspiras, en apenas un temblor, dos ausencias: un cigarro negro de canela y clavo; una redonda copa de cognac. "Otra vez será" te juras, entre dos bocados, antes de decidirte a hacer antojar al resto del planeta con éste, tu feliz descubrimiento...
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"barroco estáis"
"es que como bien..."
de las aventuras de Pepe Carvhalo
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